sábado, 30 de noviembre de 2013

Tema XIII: Técnicas de desmovilizacion psicológica




“La fuerza sanadora que existe naturalmente, dentro de cada
Uno de nosotros, es la fuerza más poderosa que existe para
promover nuestra sanación”
HIPOCRATES




El trabajo de socorrismo, sea de corta o larga duración, producen situaciones que provocan malestar clínico significativo, y/o deterioro laboral.
El principal objetivo inmediato con trabajadores expuestos a situaciones estresantes, conflictivas y traumáticas es el de minimizar la severidad y duración del trauma emocional. Se debe permitir la expresión de sus emociones y ayudarlos a entender y comprender sus sentimientos y los efectos psicológicos que puedan aparecer algunas semanas después.
Existen técnicas de desmovilización psicológica que se orientan a estos objetivos y que se conocen como el Defusing, Desmobilización y Sesión única de Debriefing. Estas técnicas las pueden ser realizadas por personal entrenado, pero de preferencia por psicólogos previamente capacitados.

ü El Defusing

Es una técnica útil para ayudar a personas que intervienen o hayan intervenido en un evento doloroso o traumático. El objeto es aliviar los efectos de esta experiencia, antes de regresar a sus hogares o a sus servicios acostumbrados. La reunión se realiza inmediatamente después de haberse concluido el evento. Tiene una duración aproximada de 20 minutos a una hora y consiste de tres fases: (1) introducción, (2) búsqueda, (3) información.
Durante el Defusing, los participantes, con la ayuda del jefe, coordinador o encargado del grupo, conversan libremente sobre las impresiones y vivencias experimentadas durante el evento. Mientras los participantes hablan, el jefe o encargado irá identificando aquellos elementos que vayan reconociéndose como reacciones de estrés y aquellos reacciones que son características de trauma. La propósito es una identificación o reconocimiento dirigido, de reacciones y síntomas, con el fin de que la persona pueda ir aceptando sus propias reacciones e ir considerándolas normales y generadas por estas circunstancias particulares. El jefe o coordinador, describe además, las diferentes modalidades de afrontamiento al estrés y a eventos traumáticos.
En ocasiones, el Defusing puede servir como procedimiento sustitutorio de la sesión del debriefing, sin embargo hay señales de que los participantes necesitan de mayor soporte y ayuda y esto lo da el Debriefing.

ü La Desmovilización

Es una intervención brevísima que se realiza al final de todo el acontecimiento crítico. Es una técnica de soporte grupal que tiene como finalidad disminuir la presencia de perturbaciones cognitivas y reacciones emocionales reactiva y desadaptativas y facilitar su descarga. Un operador o facilitador, invita a los miembros del grupo a una reunión. Durante los primeros diez minutos informa al grupo sobre síntomas de estrés y procedimientos de autoayuda. Los participantes luego, emplean un corto período de tiempo para hablar, de manera informal, sobre su experiencia y reacciones. Después de un breve descanso o un refrigerio, regresan a sus hogares y a sus actividades normales.

ü Debriefing

Las consecuencias psicológicas de una experiencia traumática, a menudo subestimada, provocan un deterioro más o menos lento de la capacidad adaptativa y socio-comunicativa de un individuo. En tal sentido, una intervención psicológica es de fundamental relevancia.
El Defriefing es un instrumento importante que ofrece alivio a la persona a la vez que le posibilita la exteriorizar y comparar sus ideas, recuerdos y emociones perturbadoras con las de otras personas, de modo tal que el sujeto víctima pueda comprenderlas y normalizarlas.
La técnica consiste en una sola sesión con el objeto de hacer un análisis detallado del incidente y la recapitulación de las ideas, sentimientos, reacciones emocionales y de comportamiento que se manifestaron durante y después de los hechos.
Este procedimiento también suministra información (normas de comportamiento) sobre algunos aspectos significativos, que permitan la integración del evento estresante, conflictivo o traumático, a la experiencia previa del individuo como persona. La técnica permite que las personas involucradas expresen verbalmente su angustia y comprendan sus propias reacciones de estrés, de tal modo que no se refuerce en ellas, una interpretación equivocada sobre el evento.
Es una reunión estructurada, organizada que se realiza después de un episodio particularmente perturbador. Está dirigida a grupos, aunque también se utiliza en forma individual. Su objetivo es prevenir problemas emocionales y proteger la salud mental de aquellos que han sido víctimas de un evento estresante, conflictivo, doloroso o traumático.
La composición del grupo es un componente importante en este tipo de intervención, pues es el grupo el que facilita la dinámica de cada una de las fases que componen esta técnica. El éxito cognitivo de la misma, se obtiene cuando cada uno de los participantes logra describir, a título individual, lo que le ocurrió durante el evento. Recogida la experiencia de todos los participantes, se intenta confeccionar un cuadro detallado y completo de todo el evento.
La composición del grupo es también importante, especialmente en la fase de los síntomas, pues el solo hecho de que otras personas experimente reacciones similares, contribuye a normalizar estas reacciones. Esta experiencia es útil pues integra la experiencia vivida desde el punto de vista de la víctima.
La base y la lógica del Debriefing son relativamente simples y solo se evidencia la complejidad de su dinámica cuando surgen síntomas graves de estrés en alguno de los participantes. Su importancia radica en el hecho de que sirve como técnica de prevención para el surgimiento de estrés post-traumático.

El Debriefing tiene los siguientes objetivos:

·  Permite que las personas involucradas expresen verbalmente su angustia y comprendan sus propias reacciones de estrés antes de que se refuerce dentro de ellas, una interpretación equivocada del evento.

·   Reduce el riesgo de estrés traumático, causa principal de serios disturbios y alteraciones en las relaciones interpersonales. Esto implica: conversar, escuchar y reconciliarse.
·         Proporciona apoyo y consuelo
·   Suministra información útil para la comprensión de las propias reacciones al enfrentar el trauma.
·       Suministra información útil para el manejo autónomo del estrés.
·     Crea lazos interpersonales que permiten combatir el aislamiento social que aparece luego de una situación estresante seria.
·      Crea una relación segura y de confianza con instituciones sanitarias, para recurrir a ellas en caso de necesidad.
·        Se incrementa la colaboración y la confianza en las organizaciones asociadas a su trabajo.

La sesión de Debriefing no es “consejería”, tampoco es una psicoterapia de uso tradicional, no es tampoco una “cura” o un “remedio”. Es el intento de limitar al mínimo la posibilidad de una reacción psicológica de proporciones altamente perjudiciales.
Es importante subrayar el hecho de que esta técnica no necesariamente impide el surgimiento de un disturbio post-traumático; sin embargo puede ser útil al individuo porque le proporciona herramientas que le permitan limitar, comprender y emprender iniciativas posteriores. La sesión de Debriefing es, por lo tanto, una técnica de intervención que entra dentro de la óptica de la prevención primaria y su eficiencia se observa con el tiempo.

PROCEDIMIENTO:

a)      Lapso de aplicación: El Debrieging es una sesión única que se recomienda aplicar a las 24 o 48 horas de finalizado el evento, dejando un tiempo prudencial para que las personas involucradas se recuperen de la primera conmoción física y emocional. La intervención puede aplicarse después, pero no es recomendable hacerlo luego de 12 semanas de haber sucedido el evento, pues con el tiempo los recuerdos se vuelven confusos y esto reduce la eficacia de la intervención.
b) Duración de la sesión: Se trata de una sesión única cuya duración es de aproximadamente cuarenta y cinco minutos a tres horas. La duración depende del número de participantes y de la complejidad de la situación.
c)      Ambiente: En la medida de lo posible, el lugar donde se aplique el Debriefing debe ser un lugar cerrado, sin interrupciones de ningún tipo. Los celulares apagados. Según el tamaño del grupo, lo más conveniente es hacerlo en círculo y si es posible, alrededor de una mesa. Sin embargo, si el caso lo requiere, se puede utilizar el sistema que se utiliza en la terapia de grupo, que deja un espacio vacío al centro.
d)     El Conductor: El debriefing debe ser conducido por una persona acreditada y debe estar asistido por uno o dos colaboradores. No se permiten observadores.
El conductor del grupo debe ser preferentemente un profesional de la psicología o profesional de salud mental, capaz de delinear los objetivos, dirigir los tiempos, facilitar el proceso de elaboración y evitar el surgimiento de procesos destructivos. Debe estar familiarizado con el trabajo del grupo.
 Tener conocimientos sobre reacciones de estrés, ansiedad y tipos de tratamiento. Estar además familiarizado con reacciones ante situaciones conflictivas, dolorosas y traumáticas.
     Dar las instrucciones y normas de comportamiento a los integrantes.
     Anotar la dinámica del grupo
     No permitir la entrada o salida del local a ninguno de los integrantes
  Dedicar más tiempo a aquellas personas que parecen estar particularmente afectadas.
     Hacer un informe escrito, detallando el evento.

Los colaboradores cumplen las siguientes funciones:

·      Uno de los colaboradores –por lo general un colega o persona capacitada—controlará las señales de malestar entre los miembros.
·   Un segundo colaborar –vigilante-- impedirá el acceso no autorizado. Se encarga además, de asistir al participante que se aparte del grupo, acompañándolo y ofreciéndole apoyo y soporte individual. Si el caso lo requiere, trabaja con esta persona en forma individual o dispone que se le haga un seguimiento. En el caso de que uno de los participantes se niegue a seguir, lo apoya y acompaña fuera de la reunión y le ofrece soporte individual o dispone un seguimiento. Si es oportuno, lo invita a ingresar nuevamente al grupo.
e)      Composición del grupo: El grupo debe estar conformado por 8 a 15 personas, a menos que las circunstancias sean especiales. Sin embargo, si el número de integrantes es mayor de 15, el grupo se puede dividir en subgrupos.

FASES DE LA SESIÓN ÚNICA DE DEBRIEFING

El Debriefing es un proceso que cuenta con varias fases. Estas fases se deben seguir unas detrás de la otra. Estas fases son las siguientes:

1. Introducción

La introducción debe ser clara, específica y estar basada en un esquema preciso para reducir el riesgo de que algo salga mal --de allí su importancia. Durante esta fase se presenta al equipo que va a conducir la reunión –conductor, colaborador 1 y colaborador 2— y se presentan los participantes entre sí. Se expone el tema, los objetivos, la descripción del proceso, se definen los límites, se invita a la confidencialidad. Se motiva al grupo y se procura la cohesión provisional.
Se inicia la introducción diciendo algo como lo siguiente: “Soy (el conductor dice su nombre y el nombre de los colaboradores…). Mi función durante esta reunión es… y la de mis colaboradores… Este procedimiento ha sido empleado con personas víctimas de un evento similar al que ustedes han experimentado. Participar en él ha sido para estas personas, de mucha utilidad. Por medio de su participación podremos compartir algunas impresiones y estados de ánimo que nunca antes habíamos experimentado. Así nos daremos cuenta de que ciertas impresiones y estados de ánimo también son compartidas por otras personas y por lo tanto son normales. Este intercambio de impresiones y de estados de ánimo les ayudará a reconocer ideas cargadas de emotividad que a la larga podrán controlar.”

Luego de finalizada esta disertación, se pasa a indicar las pautas de la reunión:
Se motiva a los participantes a que cada uno hable sobre las generalidades de lo ocurrido y su relación con los hechos. El resto de los miembros deberán escuchar en silencio y sin interrumpir, esperando su turno.
•Se tranquiliza a los participantes diciéndoles que nadie está obligado a hablar si no lo desea.
•Se especifica que todo lo que se diga o se vea durante la reunión quedará en secreto dentro del grupo. No debe haber ningún comentario fuera del grupo. El objetivo es mantener la reserva y motivar a que se pueda hablar con confianza y sin reparos.
•Aclarar a los presentes, que el objetivo de la reunión no es la de criticar, enjuiciar o adjudicar culpas. Con esto se intenta evitar reproches, críticas o juicios entre los participantes y que alguno se sienta perturbado.
•Se le pide a los participantes que hable solo de sus experiencias y reacciones personales y no la de otros. El fin es prevenir generalizaciones y prejuicios y ayudar al participante a que asuma su propia responsabilidad sobre sus reacciones y su estado de ánimo.
•Se advierte que durante la reunión, alguno de los participantes pueda sentirse mal. Se explica que esta es una reacción normal producida por los recuerdos dolorosos del evento.
•Se advierte que si alguien sufre alguna crisis profunda de ansiedad, podrá retirarse del grupo y que una persona del equipo se quedará con ella acompañándolo.
•Se enfatiza el hecho de que la sesión se realizará sin interrupciones y que por lo tanto, quienes quieran ir al baño que lo hagan de inmediato.
•Se hace una breve descripción de la estructura de la reunión.

2. Fase de los hechos

En esta fase, cada participante relata lo ocurrido durante el evento. Cada uno describe la manera cómo se involucró, seguido de una secuencia de hechos. La finalidad es poder delinear un cuadro claro y correcto de los hechos tal como sucedieron.
De acuerdo a su posición dentro del evento, el sujeto tendrá una visión parcial del mismo y por ello, algunos podrían haber omitido aspectos esenciales. Al escuchar el relato de los hechos de todos los participantes, se conocen los hechos en su totalidad, lo que permite realizar formulaciones completas y tener la sensación de una organización cognitiva.
Uno de los objetivos principales de la sesión de Debriefing es la de suministrar a la personas involucradas, la posibilidad de razonar y ver objetivamente los hechos, en lugar de sentirse dominado por ellos.
Con esta fase, se favorece la compresión del acontecimiento, se construye una imagen global de los eventos con la ayuda de todos los componentes y se evita entrar directamente al campo de las emociones.

3. Fase del pensamiento

Esta fase está enfocada hacia las decisiones y los procesos de pensamiento. A los participantes se les pide que describan por turno, su primer pensamiento o aquello predominante, una vez que se dio cuenta de que la situación era anormal.

Se inicia esta fase con preguntas como las siguientes: “¿Cuáles fueron sus primeros pensamientos mientras estaba sucediendo el evento?”. El primer pensamiento puede reflejar el núcleo central de la ansiedad. Una pregunta posterior podría ser: “¿Qué hizo usted mientras estaban sucediendo los hechos?” y “¿por qué?”
Al final de esta fase, se profundiza en la impresión que los participantes tuvieron sobre el evento. Las siguientes son preguntas que ayudan a conocer las percepciones: “¿Qué ha visto, oído o percibido por el sentido… del olfato … la vista…etc.?”. Las impresiones sensoriales moldean la base de los pensamientos e ideas intrusas que pueden ser causa de perturbaciones después de un evento traumático.
El compartir y expresar verbalmente los recuerdos con otras víctimas, sobre lo que ocurrió permite, permite disminuir la frecuencia y la intensidad de las ideas y pensamientos. Esto ocurre porque los recuerdos nos vienen a la memoria como estructuras cognitivas que nos previenen actuar en forma accidental. Compartir los recuerdos permite su reorganización y le da una característica menos individual y menos invasiva. En definitiva, durante esta fase, el pensamiento representa la transición del campo emotivo al cognitivo.

4. Fase de la reacción

En esta fase se examinan las emociones y sentimientos y se induce a que la persona los relate. El obviar las emociones y los sentimientos puede perjudicar a la persona por eso es importante que se comparta con el grupo. .
Se solicita a los participantes que compartan las emociones, sentimientos y sensaciones provocadas por la experiencia y como se están manifestando en la actualidad.
La dinámica de compartir las emociones y sentimientos, provoca la percepción de semejanza y normalidad de las reacciones. Se inicia con preguntas como: “Qué idea o pensamiento le han surgido en relación a la experiencia sufrida?” Se la oportunidad a la persona, de hablar sobre sus reacciones relacionadas con ideas o pensamientos del evento.
Hablar sobre emociones, sentimientos y reacciones es fundamental, ya que el propio entorno de esta experiencia es causa de confusión que a la larga pueden dar lugar a dificultades.
Durante esta fase, es importante que todos tengan la oportunidad de hablar, pero el conductor debe estar pendiente de que no surja ningún juicio o crítica. Esto es esencial porque uno de los principales procesos terapéuticos del Debriefing es diseñar con la familia, el amigo o el conocido, las estrategias necesarias para enfrentar los problemas emocionales mutuos y no para tomar actitudes críticas dentro del grupo. El participante deben saber que es saludable expresar sus propios sentimientos y emociones, que estos no lo dominarán y que encontrará apoyo y seguridad en los otros.
Durante esta fase, es probable que alguno de los participantes se emocione de manera incontrolable o muestre signos dolor profundo o perturbación. Ocasiones como esta nos da la oportunidad de incentivar la capacidad de apoyo y soporte por parte de otros, especialmente de aquella persona que se encuentra al lado del que está presentando el sufrimiento o dificultad. En estos casos, el conductor, debe invitar al compañero –o si el caso lo requiere, hacerlo él mismo— a manifestar un gesto de confortación a través de un abrazo o colocando la mano sobre el hombro de la persona que está sufriendo. Este gesto también lo puede hacer uno de los colaboradores, quien debe estar pendiente de las reacciones que surjan en los integrantes del grupo y acudir a brindar apoyo, cuando observe algún tipo de malestar.

Si una persona lo desea, puede salir de la reunión acompañada de uno de los colaboradores, quien se quedará con él hasta volver a ingresar al grupo.
Es importante tener en cuenta que también hay personas que dan la impresión de sufrir mucho, pero que se mantienen en silencio o presentan síntomas extremos. Estas personas son las que corren mayor riesgo. Al terminar la reunión es aconsejable que a estos individuos se les proporcione ayuda individual.
Puede suceder que durante esta fase, surja en alguno de los sujeto, recuerdos traumáticos de su pasado; en estos casos, el conductor con delicadeza debe intentar darle consejo para superar este recuerdo traumático, pero por lo general, las experiencias individuales y no comunes al grupo, deben ser excluidas del Debriefing.

5. Fase de los síntomas

Aquí se discuten con mayor detalle, determinadas reacciones. Durante esta fase es importante que se evalúen los síntomas y reacciones que se presentaron durante y después de la experiencia traumática. Si el grupo no quiere hablar sobre este tema, el conductor comenzará hablando sobre reacciones típicas, a la vez que va preguntando a los participantes si el evento le provocó o le ha provocado alguno de estos síntomas o reacciones.
Se le solicita a los participantes que describan reacciones y síntomas (emotivos, cognitivos y físicos) que hayan experimentado durante la reconstrucción del evento, sus propias conclusiones, sus reacciones cuando llegaron a su casa, durante los días que sucedieron al evento y en el momento actual.
Sin duda alguna, los participantes informarán sobre algunos síntomas que se relacionan con el estrés post-traumático: revivir los acontecimientos, tendencia al aislamiento, imágenes intrusas, estupor. Es posible que algunos sujetos reporten haber tenido impresiones poco significativas o no haber experimentado alguna reacción para el momento del evento y que empezaron a sufrir tensiones muy angustiosos a las 48 horas después del mismo; también pueden informar sobre reacciones fóbicas que pueden surgir sobre el lugar del evento. Asimismo, puede ocurrir que algún participante manifieste que tiene la sensación de no haber obtenido apoyo adecuado por parte de su familia o de su entorno, por falta de comprensión de la experiencia traumática sufrida.

6. Fase de formación y formulación

En esta fase el conductor hará una síntesis de las reacciones que presentan los participantes. Debe subrayar las similitudes en las reacciones y normalizarlas. Es importante resaltar el hecho de que este tipo de reacciones son normales y comprensibles cuando nos enfrentamos a eventos anormales. El conductor debe además mencionar todos los síntomas posibles que podrían presentarse en los días o semanas siguientes y recalcar que estos son síntomas normales que se espera disminuyan después de un tiempo. Esto les permite a los miembros del grupo, crear expectativas y formular algunas estrategias de afrontamiento.
Parte de la labor del conductor en esta fase, es la de enseñar técnicas de afrontamiento al estrés, motivar hacia modelos de comportamiento saludable como sueño, alimentación, descanso, actividad física, evitar alcohol o sustancias nocivas para la salud.

7. Fase de Recuperación.

En esta fase se motiva al grupo para que hable sobre sus proyectos futuros y sus estrategias de afrontamiento: soporte familiar y soporte dado por grupos homogéneos. Aquí se coloca el incidente y la experiencia en una perspectiva apropiada y suministra las indicaciones necesarias para una comprensión constructiva y la solución del estrés o el trauma. Esta es la última oportunidad para aclarar cualquier aspecto, responder a preguntas o interrogantes, hacer las conclusiones y reinsertar nuevamente al grupo a sus funciones normales.

Se debe motivar a los participantes a que conserven la cohesión del grupo y que se mantengan en contacto con el equipo conductor y acudir a el en caso necesario.

8. El seguimiento

Tiene diversas modalidades: telefonear, enviar correos electrónicos (e-mails), utilizar el Chat para responder interrogantes, posterior reunión con el grupo, evaluación psicológica.


Recomendaciones para los coordinadores de servicio

ü  Mantenga al socorrista informado de la situación.
ü  Tanto come sea posible.
ü  Tenga siempre presente las señales de estrés.
ü  Provea rotaciones para los socorristas.
ü  Permita que se hable sobre sentimientos.
ü  Comidas y bebidas apropiadas
ü  Facilidades de servicio higiénico
ü  Proporcione un lugar de descanso
ü  Establezca horarios de trabajo
ü  De oportunidad para que los socorristas expresen sus sentimientos
ü  Nadie, que retorna, se reintegra a su rutina diaria sin haber pasado por desmovilización psicológica.

En caso de incidente crítico:

1. Involucrar a los brigadistas de apoyo psicosocial.
2. Evitar que la familia se entere por medios de la prensa.
3. Tener un equipo de intervención en crisis disponible por adelantado.
4. La notificación la debe dar un superior o amigo del socorrista caído.




Sugerencias:

sábado, 23 de noviembre de 2013

Tema XII: Intervención psicológica en el proceso de duelo





El duelo se refiere al conjunto de procesos psicológicos y psicosociales que siguen a la pérdida de una persona con la que el sujeto estaba vinculado afectivamente. Existen a su vez una serie de conceptos relacionados que son:

ü  Luto (mourning en inglés) que representa el proceso mediante el que se resuelve el duelo. En realidad, es un proceso psicológico pero, tradicionalmente, en la mayor parte de las culturas, se ha asociado a signos externos (por ejemplo, en occidente, ropa de color negro) que los familiares mostraban durante el tiempo que se suponía que se encontraban inmersos en este proceso. Por ello, representa los aspectos sociales y antropológicos del duelo.
ü  Sentimiento de pérdida (bereavement en inglés) que es la situación afectiva predominante en las situaciones de duelo.
ü  Elaboración del duelo: Serie de procesos psicológicos que conducen a aceptar la nueva realidad del sujeto.

Todos estos conceptos son complementarios y describen un síndrome que presenta unos síntomas específicos, un curso demostrable, una evolución típica y unas recomendaciones terapéuticas para su manejo.

EL DUELO EN LAS CLASIFICACIONES PSIQUIATRICAS

En las dos principales clasificaciones psiquiátricas, el duelo se considera un proceso normal y, por lo tanto, no aparece en ellas. Cuando el duelo es patológico, se asimilaría a un trastorno distinto al trastorno de adaptación que no aparece como tal. Los aspectos específicos en el caso del duelo son:

1)       Estrés desencadenante: En el caso del duelo, la situación estresante es la pérdida de un ser querido. En general, existe un elevado acuerdo entre los clínicos al identificar esta situación de estrés.

2)       Periodo de tiempo entre la aparición del estrés y el inicio de la sintomatología: Este plazo de tiempo en los trastornos de adaptación es arbitrario y no está fundamentado con estudios de investigación, de hecho, en el DSM-IV se requieren tres meses y en la CIE-10 un mes. La razón de exigir un tiempo límite es la necesidad de demostrar que la sintomatología está producida por un factor desencadenante anterior en el tiempo. En el caso del duelo, el malestar psicológico siempre empieza en los primeros días tras el fallecimiento del familiar. A veces, es difícil detectarlo porque el paciente realiza una negación, pero esa necesidad compulsiva de negar el sufrimiento indica que se está produciendo el duelo.

3)       Características de los síntomas: La clínica que presenta el individuo con duelo incluye síntomas emocionales (tipo ansiedad, depresión, irritabilidad) y/o alteraciones de conducta, generalmente antisocial, aunque también puede presentar conductas anormales de enfermedad (por ejemplo, somatización del malestar psicológico). Este es el apartado más difícil de diagnosticar, por lo que la fiabilidad entre los clínicos es baja. Las razones que dificultan el diagnóstico del duelo patológico son:
·     Las clasificaciones psiquiátricas no ofrecen una lista de síntomas guía, como en la mayoría de los otros trastornos.
·      La clínica debe ser suficientemente intensa como para no considerarse una reacción vivencial normal, pero no tan severa como para cumplir criterios de otros trastornos psiquiátricos.

4)       Duración máxima: Las clasificaciones psiquiátricas exigen un tiempo máximo al trastorno de adaptación de 6 meses. Si el paciente sigue presentando malestar después de este período implica que no se ha adaptado a la situación y entonces cumplirá criterios de trastorno depresivo, de ansiedad o de algún otro trastorno psiquiátrico. El duelo, sin embargo, se considera que normalmente dura entre 6 y 12 meses.


Perfil de duelo

Para el perfil de duelo nos valdremos de los indicadores de duelo normal (tabla 2), indicadores de posible duelo complicado (tabla 3) y los criterios diagnósticos de duelo complicado.

1.    Duelo normal
Para hacer un diagnóstico de duelo normal vamos a tener en cuenta las manifestaciones de duelo normal según Worden (1997) (tabla 2). Para recoger esta información el profesional puede optar por realizarlo como entrevista semiestructurada o bien como autoinforme para lo cual se añade un anexo adaptado para la comprensión de los síntomas por parte del doliente.

2.    Duelo complicado o no resuelto
Se incluyen en esta categoría, las alteraciones en el curso e intensidad del duelo, bien por exceso (es decir, manifestaciones excesivas o atípicas, duración más allá de lo socialmente aceptado), o bien por defecto (ausencia de manifestaciones de pesar).
La incidencia y prevalencia de este cuadro clínico oscilan, según diferentes autores entre el 5 y el 20 % de las reacciones de duelo.


Etapas del duelo

a)    Fase de impacto (Silverman) o impasibilidad (Parkes y Clayton): de pocas horas a una semana.
Una primera etapa denominada “de impacto”, que dura de pocas horas a una semana después del deceso, que puede cursar tanto con embotamiento, como con liberación emocional intensa, no siendo consciente de lo sucedido y mostrando una conducta semiautomática.
Es el momento de los ritos sociales y familiares del duelo que facilitan la resolución de esta fase. Desde el punto de vista psicopatológico, la ansiedad es la emoción predominante produciéndose igualmente un estrechamiento del campo de la consciencia.

b)      Fase de depresión (Clayton) o de repliegue (Silverman): de un mes a un año.
La segunda etapa clasificada de “repliegue” o depresiva, se prolonga a lo largo de varias semanas o meses, que se inicia con sintomatología depresiva inhibida, seguida de episodios de protesta-irritación y aislamiento.
Los rituales socio-religiosos han finalizado, la persona se encuentra sola ante la realidad de la pérdida y frecuentemente con la exigencia social imperiosa de reincorporación inmediata a su vida habitual: retorno al trabajo, cuidado de los familiares a su cargo, etc.
Durante este período el estado de ánimo es superponible al de un trastorno depresivo.

c)      Fase de recuperación, curación o restitución: después del año.
La tercera etapa o de “recuperación”, se produce al cabo de seis meses o un año.
Durante la misma se retorna al nivel de funcionamiento previo, siendo capaz el familiar del establecimiento de nuevos lazos afectivos. Frecuentemente esta etapa coincide, con el primer aniversario del deceso produciéndose en este período una intensificación emocional en la línea de la nostalgia, tristeza, llanto, recuerdo doloroso, etc., que duran unos días y que finalmente marcan el final del duelo.



Bourgeois (1996), distingue diferentes modalidades de duelo complicado, alguno de los cuales, se superponen entre sí:

Tipos de duelo complicado

ü   Duelo ausente o retardado
Se produce una negación del fallecimiento con una esperanza infundada de retorno del finado, padeciendo un intenso cuadro de ansiedad y deteniéndose la evolución del duelo en la primera fase.

ü  Duelo inhibido
Se produce una “anestesia emocional”, con imposibilidad de expresar las manifestaciones de la pérdida.

ü  Duelo prolongado o crónico
Con persistencia de la sintomatología depresiva, más allá de los 6-12 meses. El duelo se detiene en la segunda fase.

ü  Duelo no resuelto
Similar al anterior, permaneciendo el paciente “fijado”, en la persona fallecida y en las circunstancias que rodearon su muerte, sin volver a su vida habitual. El duelo se ha detenido entre la segunda y tercera fase.

ü  Duelo intensificado
Se produce una intensa reacción emocional tanto precoz como mantenida en el tiempo

ü  Duelo enmascarado
Se manifiesta clínicamente por síntomas somáticos. Predictores del duelo patológico.
Aunque no existe unanimidad en la bibliografía consultada acerca de las variables pronóstico, que van a provocar la transformación de una reacción de pesar normal en una reacción de duelo patológico, se pueden señalar las siguientes (Macias Fernandez, J.A. y cols):
· La falta de salud física o mental previa
· La ambivalencia afectiva con agresividad
· Duelos repetidos
· Mayor fragilidad en el varón
· La muerte repentina
· Reacciones de aniversario

ü  Duelo enmascarado
El doliente experimenta síntomas y conductas que le dificultan su vida sin ser conciente de ello, ni lo relaciona con laperdida.



Intervención psicológica ante los procesos de pérdida, muerte y duelo

Módulo de intervención en situaciones de emergencia y desastres.
Variará en función de los requerimientos del suceso concreto.
- La intervención comienza desde el momento en que se recibe la demanda a instancias del usuario o derivación de cualquier servicio.
- La intervención se realizará en el despacho, en la casa del afectado o en cualquier otro lugar que por las circunstancia se considere apropiado.
- La intervención y seguimiento puede prolongarse durante un periodo variable de tiempo sin que cronifique el servicio, contemplando la coordinación y/o derivación al sistema sanitario.

Es conveniente que las personas que han sufrido pérdidas, desde materiales hasta de seres queridos, tengan la oportunidad de conversar sobre sus vivencias y sentimientos. Los agentes comunitarios pueden brindar ayuda importante a las personas en este tipo de situaciones.

Entrevista general de duelo
Utilizando la propuesta de Barreto y Soler (2007) para la elaboración personal del duelo, hemos modificado y adaptado este cuestionario biográfico elaborando una entrevista semiestructurada que recoge todas las áreas importantes a evaluar en el Duelo. A continuación se presenta un resumen de estas áreas (cuadro 3) adjuntando en el anexo 4 la entrevista completa. En esta se dan instrucciones para su realización, entendiendo que a la hora de evaluar a una persona en duelo hemos de ser flexibles y dar el tiempo que sea necesario, sobre todo en los primeros contactos. Por esta razón el número de sesiones puede ser flexible (entre 1 y 3 sesiones). Se recomienda iniciarla con una pregunta general referida a cada apartado, para lo que se recomienda utilizar la primera que se presenta, pudiendo completar la información bien a posteriori o bien en otra sesión. Posiblemente nos encontremos con información que ya tenemos recogida anteriormente.

Pruebas específicas del duelo
Una vez realizada la evaluación general podemos llevar a cabo la específica utilizando básicamente tres pruebas de duelo:
- Inventario de Experiencias de Duelo (IED) (tabla 5)
- Inventario Texas Revisado de Duelo (ITRD) (tabla 6)
- Cuestionario de Riesgo de duelo Complicado (CRDC)

Algunos parámetros que se siguen son los siguientes:
Los principios de la intervención en crisis, especialmente los que se refieren al contacto psicológico, son validos en estos casos.

  • Se reviven con la persona las circunstancias de la muerte del ser querido, asi como la necesidad de que celebre el funeral de acuerdo con sus creencias religiosas y costumbres culturales.
  • Se permite a la persona que hable sobre el ser querido que falleció, mediante recuerdos, relaciones, significado de la persona, etc.
  • Se escucha con una actitud de paciencia para escuchar varias veces el mismo relato, así como de tolerancia al llanto y la queja.
  • Si el cuerpo de la persona desaparecida no se ha encontrado, puede presentarse la angustia por la búsqueda, lo cual lleva al doliente a buscar en los escombros de forma reiterada. Ante esto se recomienda tolerancia, dado que es un proceso de aceptación mas lento que en los procesos de duelo en donde aparece el cuerpo.
  • Se debe estar preparado para enfrentar el síndrome del sobreviviente, que consiste en la vivencia de imágenes de muerte, recuerdos, impresiones, ansiedad, culpa por estar vivo, depresión y aislamiento.
  • La meta no es eliminar el duelo, sino llevar a la aceptación y resolución de este.
  • Dejar hablar y escuchar empáticamente
  • Estimular el desahogo de emociones.
  • Estimular  la despedida y el cierre.
Duelo patológico: Realización de asistencia psicológica individual y/o familiar para elaborar el proceso de duelo y asumir el fallecimiento del ser querido a fin de que, pasado un periodo de tiempo prudencial, no interfieran en la vida de la persona.
Duelo en niños: Intervención psicológica con las familias para ayudarles a comunicarles la pérdida del ser querido y tratamiento psicológico cuando ésta no se asume.

Referencias: